Esta gramínea forrajera perenne se caracteriza por su resistencia a la sequía y a las bajas temperaturas.
Posee buen comportamiento en suelos alcalinos y salitrosos.
Es una especie óptima en situaciones de suelos degradados que deben ser colonizados. En planteos de cría y recría es un eslabón imprescindible en la cadena forrajera.
Tiene un buen valor nutritivo antes de encañar, con valores de digestibilidad de la materia seca entre 60 y 65%.
La máxima producción de forraje la da en invierno y primavera.